Economía social y gobiernos locales:
una caja de herramientas para las políticas públicas

A partir de las demandas o propuestas que surgen en y desde el territorio, el Instituto del Conurbano trabaja de forma articulada junto a distintos gobiernos locales de la Región Metropolitana de Buenos Aires para debatir y pensar políticas que potencien y transformen la economía popular y la economía social.

¿Cuántas aristas y factores influyen a la hora de pensar los distintos tipos de políticas y de estrategias que los gobiernos locales diseñan y llevan a los territorios? Seguramente muchos que, entrelazados y vinculados entre sí, hacen que los escenarios sean aún más complejos. En ese universo y en esas dinámicas sociales, se vuelven claves los diálogos y las articulaciones entre actores sociales con diferentes formaciones y trayectorias.
Algo (o mucho) de todo esto pasa en el campo de la economía social. A partir de las demandas o propuestas que surgen en y desde el territorio, el Instituto del Conurbano (ICO) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) trabaja de forma articulada junto a distintos gobiernos locales de la Región Metropolitana de Buenos Aires para debatir y pensar políticas que potencien y transformen la economía popular y la economía social. Un complejo desafío, pero con resultados, a mediano o largo plazo, de gran impacto.

“Como muchas veces pasa que los equipos de trabajo municipales no tienen tanta formación en torno a la economía social, desde los equipos del ICO cumplimos con esa tarea de acompañar y fortalecer las estrategias de los gobiernos locales, sumando nuestra visión desde la academia y enriqueciéndonos, en todo el proceso, con las otras miradas”, inicia Carolina Barnes, investigadora docente graduada de la carrera de Política Social y de la Maestría en Economía Social del ICO/UNGS.

Barnes y el resto del equipo de trabajo formaron parte de diversas iniciativas de vinculación que apuntaban a fortalecer acciones y políticas públicas en el campo de la economía social. La lista de proyectos da cuenta de lo diversa y heterogénea que pueden ser estas prácticas. “Durante 2019, por ejemplo, participamos de un proyecto con áreas municipales de José C. Paz y Malvinas Argentinas, donde se buscaba impulsar proyectos socio-productivos, orientados a la población con alto grado de vulnerabilidad social”, comparte la investigadora.
En este último caso, por ejemplo, los esfuerzos se concentraron en formar a los equipos municipales que acompañan personas que salen de situaciones de cárcel y buscan reingresar al mercado de trabajo. “Se trata de trabajadores excluidos del mercado y del trabajo asalariado. Y fue a partir de una propia demanda de los equipos municipales. En escenarios así, el principal resultado, más allá de las acciones concretas, es dejar a los integrantes de los equipos con conocimiento y experiencia sobre cómo desarrollar proyectos y políticas de esta naturaleza”, agrega Gonzalo Vázquez, también investigador docente del ICO.

En la mirada de Barnes, la articulación y los espacios de diálogo parecen volverse imprescindibles a la hora de llegar a buen puerto con los resultados. “Los encuentros y espacios de trabajo fueron muy enriquecedores para todos los que pudimos participar del proceso. Dada la naturaleza y perfil del proyecto, hicimos talleres y convocamos especialistas que trabajaban específicamente con cooperativas de ex-detenidos y que vinieron a compartir todas sus experiencias. Pero más allá de lo que pudimos darles en términos de formación, estuvieron todos estos espacios de intercambio, que son centrales”, subraya.

Otra de las iniciativas de vinculación tuvo que ver con un convenio con el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para brindar asistencia técnica al equipo de gestión de la Subsecretaría de Desarrollo del Potencial Humano. ¿El objetivo? Elaborar instrumentos de monitoreo y evaluación de los programas que se encontraban todavía en proceso de elaboración y aprobación. Todo el trabajo se enfocó en brindar asesoramiento y sugerencias para la mejora de estas políticas de promoción de la economía social.

“Fue una demanda que surgió de ellos porque conocían nuestro trabajo en este campo, nos contactaron para poder asesorarlos en esos proyectos y programas. Fue una experiencia sumamente interesante, acercamos nuestras miradas, hubo encuentros y mucho ida y vuelta totalmente enriquecedores. En cierta forma, nos pareció todo un desafío tratar de acercar nuestra perspectiva al Gobierno de la Ciudad, con el que no habíamos trabajado nunca”, rescató Barnes.

Durante el proyecto, llevado a cabo de septiembre a diciembre de 2021, se elaboraron fichas de difusión institucional de cada uno de los programas, se construyó un cuestionario para poder evaluar el proceso de consolidación de las unidades productivas destinatarias de los programas de la Subsecretaría; y se diseñó un Tablero de Control con Sistemas de Información Geográfica, que se constituyó en una herramienta de visualización y consulta de las Unidades Productivas georreferenciadas, además de la identificación de los barrios vulnerables a través del Registro Nacional de Barrios Populares, y las distintas comunas de la Ciudad de Buenos Aires.

La formación a equipos municipales mediante diplomaturas y cursos acreditados


De marzo a septiembre de 2021, y en el marco de todo el trabajo del equipo de investigación, se llevó a cabo la Diplomatura en Políticas Sociales para la Gestión y el Desarrollo Local, que estuvo coordinada por Carolina Floglia e implementada por el Instituto del Conurbano de la UNGS.
“La Diplomatura, que se pudo hacer a partir de un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, fue una experiencia realmente interesante. Trabajaron empleados de 47 municipios de la Provincia de Buenos Aires, tratando de fortalecer las capacidades de gobiernos locales en torno a los proyectos que estaban llevando adelante”, resaltó Barnes.
La diplomatura constó de 10 módulos: los primeros, con una orientación más conceptualización y contextualización del rol de los estados municipales en la gestión de políticas sociales para la inclusión social; y los segundos, focalizados en las herramientas de gestión. La Diplomatura culminó con alrededor de 200 estudiantes, que presentaron el trabajo final integrador.
 

Diálogos, desafíos y saberes, bajo el mismo prisma

A la hora de articular con tantas realidades complejas y, al mismo tiempo, de construir y ampliar los límites del conocimiento, los desafíos están a la orden del día. Para Barnes, parte del reto está en descubrir –y poner en juego- qué aspectos del trabajo de la UNGS sirven para mejorar lo que los actores de gobiernos locales están haciendo. “Esto adopta múltiples formas, ya sea aportando nuestras miradas; capacitando, cuando faltan nociones de lo que es la economía social y necesitan cierto anclaje teórico; o bien pensando y diseñando instrumentos que, creemos, pueden ser favorables para sus objetivos”, repasa Barnes.

En la misma línea, Gonzalo Vázquez suma que, si bien desde el ICO tienen la formación académica en torno a la economía social, las visiones, miradas e incluso construcciones en torno a la economía social no se limitan nunca a las paredes de la universidad.“Lo más interesante, desde mi perspectiva, es que tenemos esa capacidad de vinculación con municipios y de estudiar problemas y situaciones para que otros actores sociales puedan aprender de ese estudio -analiza Vázquez-. En marzo de 2021, a raíz del análisis del impacto de la pandemia en el sector de la economía social, hicimos encuentros con 11 municipios de la región, incluyendo equipos locales, referentes de organizaciones, de cooperativas y otros actores. Y en este encuentro nuestro rol fue hacer algunas preguntas disparadoras y, después, dedicarnos a coordinar toda esa dinámica. Es un rol sumamente interesante, nutrirnos de la experiencia de unos para poder acercárselas a otros”.

Claro que, en todo el camino, la misma universidad también sale enriquecida y con nuevas miradas. “Para la UNGS, trabajar en estas temáticas, con estos actores y de estas formas es clave -reflexiona Barnes-. Se da la situación de que la universidad, en su conjunto, tiene todo tipo de conocimientos y trayectorias, que se ponen en juego y empiezan a dialogar con las demandas que llegan. Al menos desde nuestro lugar, tratamos de mantener los intercambios y los vínculos con todos los actores, ya sea con la investigación o, incluso, con materias, donde se trabajan de forma particular con organizaciones sociales del territorio”.

“De alguna forma, con cada una de las actividades, propuestas e iniciativas, estamos tratando de fortalecernos, de fortalecer al equipo y de fortalecer nuestras capacidades y herramientas para ofrecer al territorio- concluye Vázquez-. Una búsqueda de conformar una caja de herramientas que nos permita dar respuesta cada vez que viene la demanda, para que cada vez que iniciemos el proceso no arranquemos desde cero, sino de lo que venimos acumulando”.